domingo, 14 de septiembre de 2008

La biblioteca prohibida (de un mago)





































































Quería realizar una escena que representara los tiempos en los que el Santo Oficio perseguía a los libreros y a los compradores de los libros prohibidos por ellos para quemarlos, pero todo lo que se me ocurría me parecía aburrido, demasiado serio y sin gancho... Hasta que pensé en realizar la biblioteca de un mago. Un erudito, excéntrico, huraño, curioso y aficionado a mil temas distintos... Una mezcla entre Merlín y Leonardo Da Vinci. Un personaje muy del Renacimiento, pero sin situarlo en un siglo concreto ni un país determinado. Y así he ido creando y recopilando elementos curiosos para montar la escena. Es pura imaginación. No creo que existiera ningún mago, brujo ni personaje en aquella época que tuviera una biblioteca como la que aquí muestro ni todos los artilugios, pócimas y elementos que lo acompañan, pero la escena me da pie a contar la persecución que hizo la Inquisición de algunos libros, libreros, intelectuales y científicos. Con la biblioteca de este mago, desde lugo, se habría puesto las botas.

De momento sólo puedo presentaros al mago (de Marcia Bakstrom) y algunos de los artículos y detalles que le van a acompañar en la torre que quiero construir para alojar la escena. La estructura se me presenta un poco complicada, pero todo es ponerse...

Para todos los que os gusta que os ofrezca datos sobr el tema, os recuerdo que mientras la Inquisicion Medieval se centraba en la restriccion de otras religiones, de la libertad de culto y pensamiento, el Santo Oficio se dedicaba a represión intelectual de los cientificos e intelectuales de la epoca, se especializó en temas de ortodoxia y de naturaleza académica.

En 1555, el Papa Pablo IV le encargo al Santo Oficio confeccionar una lista de libros los cuales él creia que ofendían a la fe o a la moral. Su cacería no excluyó ni a obispos ni a cardenales de la Iglesia. El resultado de esto fue el primer Indice de Libros Prohibidos en el año 1559. Esta fue la Intitucion que luego condenó a Galileo por su práctica de la ciencia.

En España, entre los delitos considerados por el Santo Oficio contra el orden público se encontraba la lectura, el comercio y la posesión de libros de autores subversivos -sobre todo de los revolucionarios franceses-; la lectura, el comercio y la posesión de libros de autores contrarios a la corona, a España o a la Iglesia, etc.

sábado, 6 de septiembre de 2008

El taller de Gutenberg




































































































Ésta es una de las escenas que estoy elaborando. Aún no está acabada, como podéis comprobar, pero ya ofrece una idea de lo que va a ser. La falta el techo, finalizar una de las paredes, la mitad del suelo, colocar las cuerdas para poner a secar los pliegos recién impresos... y mil detalles más... Si pincháis en las fotos, las podéis ver ampliadas.

De Johannes Gutenberg no se conoce mucho. Se sabe que nació en Maguncia, Alemania, entre 1398 y 1400, que su apellido verdadero es Gensfleisch y que fue quien inventó los tipos móviles metálicos (una aleación de plomo, antimonio y estaño) para imprimir... Aunque ha pasado a la historia por ser el inventor de la imprenta, la realidad es que ésta ya estaba inventada y sus aportaciones a este arte fueron perfeccionar la técnica de impresión usando una prensa de uvas renana adaptada, tallar unos excelentes tipos en letra gótica (para imitar los manuscritos) y mejorar la calidad de las tintas para imprimir a dos caras. Claro que su mayor mérito fue el de acortar el proceso de fabricación y, por tanto, el tiempo de realización y el abaratamiento del producto, es decir, de los libros. De manera que estos, y por tanto, la cultura y el conocimiento estuvieran a disposición de todo el mundo.

En su juventud trabajó en Estrasburgo, donde destacó en el arte de la orfebrería y la fabricación de lentes y allí fue donde empezó a realizar experimentos de fundición de tipos para la idea que tenía en mente. En la wikipedia se pueden conocer algunos datos básicos sobre su figura, aunque la verdad es que no es muy completo lo que cuenta esta enciclopedia on line sobre el inventor de los tipos móviles metálicos.

El taller que estoy realizando es una recreación libre del que pudo haber sido el de Gutenberg. Está basado en todo lo que he leído sobre él (es un tema que me apasiona, aunque mi familia dirá que más bien me obsesiona). Por supuesto, la mía es una versión reducida de lo que seguramente fue en la realidad. Pues se calcula que en su imprenta trabajaban un mínimo de 16 operarios y en el que yo estoy haciendo, por obvios motivos de falta de espacio, sólo caben la mitad.

Se cree que para que le diera tiempo a confeccionar las páginas que llegó a imprimir de la Biblia de 42 líneas antes de que su socio capitalista, Fust, y su discípulo, Peter Schoffer (calígrafo que diseñó los punzones para hacer las matrices y fundirlas en serie), se quedaran con el negocio y lograran sacar adelante el proyecto que él inició, necesitó al menos a 8 cajistas componedores.

Gutenberg regresa a Maguncia hacia 1444 y en 1448 publica un calendario. Entonces consiguió un préstamo de Johanes Fust y montó su taller. Algunas versiones indican que el primer libro que salió de allí fue el Misal de Constanza, que parece ser de 1450. Aunque lo que sí se sabe con certeza es que la famosa Biblia de 42 líneas se empezó a componer en su taller en 1452 y se acabó un par de años después, aunque no vaya firmada por él, porque los útlimos pliegos se compusieron cuando ya estaba arruinado y había perdido sus derechos sobre su taller y su creación. En 1454 se publicaron bulas de indulgencia encargadas por el papa Nicolás V para conseguir fondos con los que sufragar los gastos de las cruzadas contra los turcos.
La segunda Biblia, la de 36 líneas, la comenzaron sus ex socios en 1459 y en 1457 se termina de imprimir el Salterio de Maguncia, una obra muy importante porque es la primera obra impresa que indica el año de publicación y el lugar de impresión, que lleva marcas de impresor colofón, ilustraciones, impresiones a más de un color... Fue la primera obra impresa que pasó directamente del impresor al encuadernador... trabajo que no se hacía en el taller de Gutenberg. Y también es la primera que contiene una errata (que sería corregida en la edición de 1459): en el colofón dice Spalmor(um) en lugar de Psalmor(um).