domingo, 1 de agosto de 2010

La rebotica








El espacio (más bien, su falta) empieza a ser un problema en casa. Así que últimamente sólo hago escenas de tamaño reducido y que puedan trasladarse fácilmente. La que estoy haciendo abulta lo mismo que un antiguo frasco de farmacia, porque es precisamente dentro de éste donde se aloja el diorama.

Está inspirada en la obra  "La rebotica", de Vital Aza. He disfrutado mucho haciéndola por varios motivos. Primero, porque los elementos que he utilizado son sencillos de encontrar y, sobre todo, económicos: las estanterías son pastilleros adquiridos en un "chino", que luego he pintado, eliminado alguna separación y varias tapitas con un cuter y decorado con "decoupage" de antiguos grabados herbales; muchos de los botecitos son Ampollas" de medicamentos y las cajas, imprimibles. La bandeja que se ve en la parte superior izquierda, sobre las entanterías, es de Montse Folch, que desde hace ya casi un año ha lanzado una nueva línea de productos "sobre magia blanca y herboristería" fantásticos.

El segundo motivo por el que me siento satisfecha de este trabajo es que con él he matado dos pajaros de un tiro. Por un lado (por fin) recreo en miniatura un tema que me apetecía mucho tratar: el de las antiguas droguerías, apotecas, laboratorios... siempre llenos de botecitos, potingues, hierbas... Y, por otro, homenajeo a un poeta satírico y dramaturgo que (salvo por unas cuantas calles salpicadas por diferentes localidades vinculadas a su biografía) apenas se recuerda fuera de su Asturias natal y que a mí siempre me ha parecido fantástico por su humor, acidez e ingenio: Vital Aza Álvarez-Buylla

"La rebotica" está inspirada en las tertulias que presenció de niño en la farmacia de su padre en Pola de Lena y en las que, igual que en la acción de su comedia, allí se encontraban todas las tardes un juez, un boticario, un registrador, un médico y un veterinario... No os la perdáis.